Añe Slot
La pista de Scalextric más grande de Buenos Aires que reúne a coleccionistas, competidores y aficionados de una actividad clásica que continúa en plena vigencia.
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Hay entretenimientos que resisten el paso del tiempo y las modas. Así sucede con el slot o más conocido como la primera marca que lo fabricó, Scalextric, un juego de carreras de autos en miniatura que funcionan a tracción eléctrica. Sesenta años después de su invención, estos circuitos siguen siendo una pasión que se transmite de generación en generación.
Añe Slot ostenta una pista gigante de 74 metros, curvas extremas y una recta seductora. Un circuito que pone a prueba la habilidad de cada conductor. Para que los autos no vuelquen ni se despisten, es necesario acelerar y frenar con la fuerza precisa sobre el pulsador. Una destreza que se entrena simplemente como un hobbie o con la adrenalina que conlleva una competencia.
El slot se practica en dos versiones. La americana prioriza la velocidad y la potencia, por eso, para alcanzar ese objetivo, los autos no siempre se construyen con formas originales, sino con formas livianas. En cambio, la europea, que es la que de práctica en Añe, rescata la estética de los coches. “Son réplicas de autos que corrieron en la vida real y son construidos en una escala de 1:32”, explica Alberto Marcolongo, dueño de Añe Slot desde hace quince años, cuando abrió el local por primera vez. Y agrega: «los autos se ponen a punto, se cambian ruedas, llantas, piñón y corona. Lo único que no se modifica son los motores».
«Ponés tu auto favorito en la pista y competís contra hermanos, padres y abuelos».
Alberto Marcolongo
Para los más chicos hay dos opciones de pistas, más cortas y con menos voltaje eléctrico. Una forma de entrenar para luego pasar a las grandes ligas.
Una competencia de adrenalina, destreza y velocidad, difícil de resistir y fácil de gatillar.
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