Gourmet

Sheikob’s Bagels



Ya sea en un desayuno o en un brunch, hay un tipo de bagel para cada momento del día. Dulce, salado o solo, este tipo de pan se está convirtiendo en un nuevo clásico porteño.

 


Al 1386 de la calle Uriarte, se encuentra Sheikob’s Bagels, un espacio gastronómico de Palermo que se especializa en la comercialización de estos reconocidos panes circulares, tan característicos de la cocina norteamericana.

 

El emprendimiento nació de la nostalgia neoyorquina por un buen bagel de su dueño, Jake Eichenbaum-Pikser. Este norteamericano llegó al país en 2009 para realizar un intercambio universitario y, con el paso del tiempo, decidió que Buenos Aires se convertiría en su nuevo hogar.

 







Jake no tenía experiencia culinaria, pero después de varios intentos desarrolló una receta de bagels -crocante por fuera y suave por dentro- que con un solo mordisco lograba transportarlo a su tierra natal.

 

“Comencé a comercializar bagels desde mi casa y los repartía con mi bicicleta a locales conocidos que querían incluir este tipo de panes en su menú”, comenta el emprendedor.

 

Sheikob’s tiene un ambiente descontracturado y amigable. Es una fusión entre panadería y café que se destaca tanto por su amplia variedad de opciones como por la amabilidad de sus dueños a la hora de atender a sus clientes. Cada vez son más los argentinos que adoptan el hábito de disfrutar una de las creaciones de Jake para acompañar un rico café o como almuerzo al paso.

«Quise recrear un bagel como los que disfrutaba todos los días en Nueva York».


Jacob Eichenbaum-Pikser

En la tienda se pueden encontrar seis variedades de panes con diferentes combinaciones de semillas y vegetales y un amplio menú de sandwiches tanto fríos como calientes, que son la opción ideal para acompañar con sodas o gaseosas caseras que preparan sus dueños a base de frutas de estación.

 

 “Si nunca probaste un bagel, recomiendo empezar por el clásico de queso crema, salmón ahumado, cebolla morada y alcaparras”, cuenta el dueño mientras prepara uno de sus sabrosos productos.

 

Caseros, crocantes y auténticos, el verdadero brunch neoyorquino está a tan solo un bagel de distancia.