Juan Mango

De modo intuitivo y construido entre las giras y producción, Juan Saieg explora en su segundo álbum en solitario los inciertos caminos que existen entre la luz y la oscuridad. 

Bajo el álter ego Juan Mango, el mendocino editó el año pasado Ochocientos envolventes al sol, un LP de 37 minutos de bases electrónicas que viajan sobre sintetizadores e interludios. A lo largo de cada una de las siete canciones, Juan juega con poesía cósmica en ambientes zen, mezclando voces deformadas y samples eclécticos.

Si Papet (2017) fue su versión “más catártica, lo-fi y espontánea”, en donde narraba las adversidades atravesadas producto de un desamor, en esta obra en cuestión, Saieg sonda los nuevos sentimientos que surgieron del amor junto a Vera Spinetta, “el imán de sol que no deja de hacerme dar vueltas envolventes”, menciona el artista. Fue justamente su pareja quien lo empujó a compartir con su público este proyecto más experimental, psicodélico e introspectivo.

Hace dos meses lo presentó en vivo por primera vez en Córdoba, y luego en Niceto Club, con visuales intermitentes y conceptuales en blanco y rojo, a cargo de Elefante Diamante, que enriquecieron el vivo de esta obra íntima y retrofuturista. 

“Este segundo disco fue un poco más elaborado y se diferencia del primero a partir de su sonido, encarado para fusionar elementos retro con la música actual”, expresa el artista que le dedicó la canción Cosmos a su padre fallecido, en un espacio sonoro donde la voz de Juan se superpone y deforma para decir que tuvo “demasiado poco tiempo”. 

Juan Saieg se corre de su proyecto de banda que moldea el sonido de la música actual para entregar una versión más íntima, psicodélica y artesanal.