Bien Estar

Yoga entre Crisálidas



El yoga, la música y el arte se combinan en una viaje de transformación hacia el corazón. 

 

 


En una sala espaciosa del Museo Nacional de Arte Decorativo, nos recibe la muestra “Reinos” de Cabinet Óseo y la profesora Milagros Granitto para dar inicio al Yin Yoga. Una clase que te invita a viajar hacia el interior, desafiando las posturas profundas de nuestro cuerpo para llegar a un estado meditativo.

 “La práctica de yin yoga es una caricia al alma. Un momento de observación y escucha profunda de uno mismo. Es un momento para meditar y conectarse con uno de manera suave, con amor, paciencia y respeto”, según explica Milagros.







La musicalidad de los cuencos tibetanos y los movimientos del cuerpo logran desplazarnos a una dimensión espiritual. La experiencia se realiza con los ojos cerrados para ahondar en nuestras sensaciones y liberarnos de nuestras propias cargas. Se trata de no oponerse a la naturaleza de las cosas, de soltar todo tipo de resistencia y confiar en lo que vaya apareciendo y desapareciendo.

 Las imponentes crisálidas creadas por la escultora Celina Saubidet y la diseñadora Marina Molinelli Wells representan piezas artísticas sobre las anatomía humana y el mundo natural. Este universo se vincula así con la actividad suprasensorial donde se trabaja el cuerpo y las emociones por medio de la observación y escucha profunda con uno mismo.

«El yoga es una práctica de introspección, observación y escucha profunda, en tiempo presente».


Milagros Granitto

“Esta práctica es medicina para el mundo moderno, vivimos acelerados (yang) y debemos encontrar el equilibrio (yin). Al encontrarnos sobreestimulados, la mente recopila cada vez más información. Debemos permitirnos estar vacíos para darle lugar a que la mente se detenga y frene”, añade la guía.

Todos los viernes de junio a las 17:30 se realiza esta experiencia de introspección y conexión. Para poder asistir a esta clase abierta y gratuita, hay que anotarse a través del mail del palacio museo y llevar su propia mat.

 Es una experiencia única, un viaje sonoro y meditativo entre las crisálidas. Un intervalo para conectar con uno mismo y hacer visible lo invisible.