Arte & Cultura

Beya Durmiente (DJ Beya)



La performance que combina música, teatro, expresión corporal y una potente voz que expone la violencia contra las mujeres. 

 


Un cuerpo sin voluntad ni deseo. Un cuerpo que solo es carne y una voz que se desdobla de ese cuerpo inerte y, de repente, siente, grita, llora, odia. Beya durmiente (DJ Beya) es la adaptación teatral de la nouvelle “Le viste la cara a Dios”, de Gabriela Cabezón Cámara. Se puede ver hasta fines de noviembre en Xirgú UNTREF.

 

La protagonista, Beya, está atrapada en un prostíbulo de Lanús, donde la violan, la drogan y la golpean. Una mujer en situación de trata y un relato que se convierte en denuncia, a partir de elementos que escapan a los lugares comunes y que, sin embargo, logran trasponer las vivencias que ella sufre a los espectadores.







Lo musical irrumpe el silencio del cautiverio con un show DJ estridente en vivo, cantos a capela y música religiosa. Carla Crespo, la intérprete, le pone movimiento a un cuerpo que, aunque yace moribundo, está enajenado. Envuelta en un catsuit plateado y en un escenario forrado con piel rosa, ilumina una realidad social que se encuentra oculta. 

 

“No representamos el universo del texto de Gabriela Cabezón Cámara sino que lo respetamos tal cual es para que las imágenes fueran evocadas por los propios espectadores”, comenta Carla.

«Una sintonía delicada entre la música y el texto que se vuelve denuncia».


 Carla Crespo

El texto en segunda persona acentúa el desdoblamiento de Beya frente al dolor. Lo único que le queda es la palabra, por eso, alza la voz. “Es como si se escuchara a ella misma y desde ese lugar grita, canta, loopea, recita un texto. Un show histérico”, cuenta la directora Victoria Roland. 

Beya durmiente (DJ Beya) está atravesada por problemáticas coyunturales, muchas de ellas hasta entonces invisibilizadas y, por eso, se convierte en un acto social.

Una experiencia que transforma: la lírica hace eco en cada uno de los espectadores y, entonces, nadie puede salir como entró.