Gourmet

Je Suis Raclette



Una tradición alpina que seduce en cada bocado de queso fundido.

 


En el corazón del renovado Mercado de San Telmo frente a sus clásicas tiendas de antigüedades, iza sus banderas Je Suis Raclette, un puesto gastronómico que propone traer un pedacito de la cultura helvética a la ciudad.

  

“Elegimos el Mercado de San Telmo porque era el marco perfecto. Te da la sensación que estás en Europa en pleno casco histórico de Buenos Aires”, comenta Alejandro Tomatis, dueño y creador del restaurante.







 

Luego de vivir unos años en Suiza, y probar sus platos en cada puesto de la calle, ferias, fiestas y otros encuentros, Alejandro sintió la necesidad de compartir esta costumbre tan pintoresca del queso derretido con su ciudad natal.

 

La preparación de la raclette nació a la antigua usanza por pastores suizos y se fue constituyendo como el motivo de encuentro para los amantes del buen comer. Su queso homónimo elaborado, a base de leche cruda, requiere de un fermento especial y una maduración de seis meses hasta un año, para luego ser derretido por una fuente de calor y “raspado” al derramarse sobre un plato acompañado, habitualmente, por sabrosas papas y sus guarniciones.

«Una tradición alpina que seduce en cada bocado de queso fundido».


Alejandro Tomatis

Asimismo, en el local encontrás una oferta gourmet de deliciosas opciones como sándwiches, fondues y röstis (tortillas de papa rallada a la manteca con queso fundido, panceta y huevo frito). Los platos pueden ser acompañados por una cerveza artesanal tirada y para el postre ofrecen una fondue de chocolate exquisita.

 

La raclette es una comida social para disfrutar en grupo y “unir tu alma al cuerpo”, como diría un proverbio.

 

La edad no juega ningún papel, a no ser que se trate de quesos.